Las acciones europeas, esta semana, se vieron afectadas por las crecientes preocupaciones de los inversores sobre la crisis de Grecia.

¿Qué significa esto?
Los pagos de la deuda de Grecia vencen en julio y sus prestamistas se reúnen en junio para encontrar una solución. Grecia profundizó recientemente las medidas de austeridad para cumplir con las demandas de sus acreedores de un rescate. Sin embargo, a pesar de esto, al FMI le preocupa la sostenibilidad de la deuda y desea ampliar el alivio de la deuda. Alemania está en contra del alivio de la deuda, ya que esto podría ahuyentar los votos en las próximas elecciones. Un estancamiento continuo entre los prestamistas podría llevar a Grecia a rechazar su próximo préstamo de rescate e incumplir con su deuda.

¿Ahora que?
Como en ocasiones anteriores, la posibilidad más probable es que se llegue a un compromiso. Grecia obtiene el respaldo para reactivar su economía o incumple el préstamo y sale de la zona euro.

Pero para la economía global, la amenaza directa de Grexit no parece ser tan intimidante como lo fue antes. ¿Por qué? Porque el riesgo de un Grexit se conoce desde hace algún tiempo y la exposición de los inversores internacionales es limitada. Además, la contribución de Grecia a la economía mundial es demasiado pequeña para hacer una mella significativa en el crecimiento. Además, dado que la mayoría de los préstamos de Grecia están en manos del FMI y el BCE financieramente sólidos, el riesgo de contagio en caso de incumplimiento podría ser mucho menor.

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